Casi parecía imposible en aquella primera convocatoria que nos hacía nuestro amigo Sergio Pérez, párroco rural de la Diócesis de Zaragoza, para participar en un sueño: crear un equipo dentro de la Unidad Pastoral de Daroca (Zaragoza) donde trabajáramos mano a mano laicos, sacerdotes y personas consagradas.
Esta Unidad Pastoral está formada por 34 pueblos que, hasta ese momento, estaban siendo atendidos por tres sacerdotes. El empeño por parte de la Diócesis de que la Iglesia siguiera presente de una forma continuada dio lugar a esta propuesta.
La fuerza de la llamada y la respuesta generosa de todos y todas lo ha hecho posible. Y así comenzamos a caminar en septiembre de 2017. Dentro de ese equipo estamos tres miembros de Misevi, una opción por la Misión en lugares donde solo permanece la Iglesia, comunidades cristianas pequeñas y envejecidas pero con una acogida y compromiso llenas de esperanza, que valoran la propuesta y que nos han dado un verdadero ejemplo de apertura.
Y así mensualmente nos hemos reunido para prepararnos, para hacer y sentirnos equipo. Cada quince días hemos sido enviados de dos en dos en rutas para celebrar la Palabra en dos o tres pueblos.
Ha sido una experiencia muy rica, donde hemos compartido la Palabra, donde hemos descubierto una Iglesia en salida que se reinventa para llegar a cada una de las personas que quieren compartir su fe, una Iglesia que abre caminos, dispuesta a trabajar en equipo y a soñar con la Misión compartida.
En junio celebramos el primer Encuentro al que fueron invitados todos los pueblos y en el que pudimos compartir la alegría de formar parte de una gran comunidad cristiana.
Para Misevi Zaragoza es un reto y una opción que nos hace estar atentos y atentas a las nuevas llamadas de la Iglesia y a sentir que la Misión nos sigue interpelando en nuestras vidas.
Maricarmen Saz , David Sanz y Montse Rescalvo
Misevi Zaragoza
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