¿Van nuestros sueños a la deriva? ¿Nuestros valores? ¿Nuestra humanidad? ¿nuestros corazones?… me asusto al pensar que eso puede ser así, que nos podamos convertir en personas que tengamos un corazón de piedra… A la deriva estuvo el buque Aquarius y ahora el Lifeline con 629 personas el primero y 230 el segundo, personas con sueños, personas que tras un infierno de itinerario migratorio han llegado poniendo en peligro su vida, a un barco , en alta mar que no tiene puerto donde desembarcar…
Y allá van sueños, salidas forzosas del país, horrores vividos en la guerra, abusos sufridos en el camino, agresiones toleradas durante años,… y si allá van personas a la deriva, deseando una tripulación atónita que el tiempo acompañe y que el barco que ahora se encuentra en alta mar no tenga que hacer una llamada MAY DAY a causa de un temporal, sin entender porqué el viaje continua siendo largo y penoso, pero felices porque ellos jugándose la vida han podido escapar de los horrores de una guerra o de la violencia del hambre.
Allá mientras ellos siguen a la deriva, algunos países europeos se creen con el derecho de blindar sus fronteras, de cerrar sus fuerzas e impedir que el derecho de protección y salvamento marítimo asumido a nivel internacional quede en un papel, pero no en un hecho. Y mientras tanto Europa sigue sin actuar, nos seguimos mirando el ombligo, escandalizándonos por lo que hacen otros y pensando que hacer. ¿Cómo no tener claro que es un DERECHO salvar vidas en el mar y llevarlas a un puerto seguro?.
Y entonces se hace vida ese “Fui forastero y me Acogisteis” y España abre sus puertas haciendo ejercer y valer un derecho internacional que obliga a ello, a un barco a la deriva que llega a puerto con 629 historias de vida, y 629 sueños de una vida mejor,…
Pero ahora seguimos a la deriva y otras 234 personas se encuentran sin entender porque esa vieja Europa con la que han soñado no les acoge, porque no entiende que ellas y ellos tienen derecho a cruzar fronteras (creadas por el ser humano) tienen derecho a buscar una vida mejor para ellos y sus familias, tienen derecho a escapar de una guerra, o a poner a salvo su vida , arriesgandola en una embarcación y emprendiendo un viaje con incertidumbre, en el que el mar que les rodea puede ser el trampolín a otra vida o su destino final en el fondo del Mediterráneo.
En medio de esta vorágine de acontecimientos mediáticos y todos aquellos que no salen en los medios de comunicación pero suceden cada día, en medio de esta deriva estoy yo, están mis valores, mi fe, mis luchas, mis amigos, mi casa, mi familia, mi carisma, mi comunidad, y mi confianza en las PERSONAS en todas aquellas que entienden “Fui forastero y me acogisteis” todas aquellas que se levantan cada mañana intentando ser coherentes, aportando su granito de arena por un mundo mejor, todas aquellas que salen a las calles a pedir justicia y derechos, todas las que “a pesar de los riesgos” están con los más débiles y vulnerables con los que siguen sin tener voz, todas aquellas que apoyan acciones concretas pequeñas o grandes, da igual, pero acciones que sean un signo de esperanza, un signo de cambio y transformación social con aquellos que no tienen nada, salvo sueños, esperanzas, historias de vida y ganas de que alguien les de la oportunidad de comenzar a escribir su historia de nuevo… pero que hasta el momento siguen a la deriva.
Trini Lacarra, AZ de Misevi Zaragoza
* La foto es de Karpov (SOS Mediterranee) vista en Diario Público.
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