Montse es una profesora zaragozana, enérgica y vitalista, que como misionera de MISEVI un día decidió dar vida y amor anunciando y denunciando la realidad del mundo penal y penitenciario, sirviendo de puente entre la cárcel y la sociedad. Una voluntaria incondicional que ha apostado por hacer suya la cita evangélica: “venid, benditos de mi Padre…, porque estuve en la cárcel y me visitasteis” (Mt. 25, 34-36).
- Montse, desde hace muchos años eres parte de la Pastoral Penitenciaria de tu Diócesis, cuéntanos un poquito por qué optaste por esta pastoral y en que consiste tu aporte.
Yo opté por la acción evangelizadora (misión ad gentes) y ahí vi la necesidad de ahondar y entrar en los centros penitenciarios de mi Diócesis (Zaragoza) ante una experiencia y una reflexión cristiana que me llevó a querer ofrecer a las personas privadas de libertad la experiencia del “perdón-acogida”.
Así las actividades que realizo (Tiempo Libre, Animación a la lectura, Liber-Arte,…), las intervenciones, el estilo de actuación, los gestos, todo ha de estar motivado e inspirado por una actitud de respeto, cercanía, escucha, comprensión, empatía, y nunca por el juicio, la condena, el rechazo, la distancia o el menosprecio.
- Hay quien argumenta que la Iglesia al realizar actividades de promoción humana al interior de las cárceles está solapando una responsabilidad del Estado y hay quien también desde otro enfoque pastoral y teológico defiende que la pena de prisión no debería existir y que los esfuerzos pastorales deberían centrarse en la abolición ¿Qué opinas de ambas posiciones?
La Pastoral Penitenciaria está llamada a ser hoy una pastoral de sensibilización y concienciación social. La sociedad ha de conocer el sufrimiento injusto que produce el actual sistema penitenciario y que se materializa en la prisión; ha de interiorizar socialmente ese sufrimiento de un colectivo que es parte de la sociedad; ha de reaccionar para erradicarlo, abordando el problema de la cárcel, suscitando un debatesociopolítico y buscando eficazmente alternativas sociales.
Nuestra tarea es introducir en la sociedad el clamor de los encarcelados, sabiendo que la sociedad tolera e incluso aplaude “las obras de misericordia” hechas con los presos, pero que, muchas veces, rechazará una acción evangelizadora configurada por el “principio de misericordia”.
- Si la prisión debería ser el último recurso para responder sólo a delitos extremadamente graves. Si las alternativas a la prisión deberían ser la norma, y la prisión la excepción… Así lo dicen las Reglas Penitenciarias Europeas y las Recomendaciones del Consejo de Europa. ¿Por qué no son respetadas estas reglas y recomendaciones?, ¿Quién gana y quién pierde en este desafío?, ¿Son las cárceles un negocio?.
El Derecho penal cumple una función concreta en el sistema social. La ley y la doctrina penal se han encargado en cada etapa de definirla y expresarla. Frente a ellas surgen espacios de sombra que se me escapan y a la mayoría de los operadores jurídicos. Estos espacios generan información importante, pero el legislador, aun conociéndola, la desoye en su tarea de creación de las normas penales. Es aquí donde surge la tensión entre la legalidad y una parte de la realidad: el derecho penal desde los fines legales y el derecho penal desde las consecuencias de su aplicación.
Lo que sí sé es que pierden las víctimas, sus familias, los amigos,… que ven como el actual sistema procesal no repara el daño sufrido, ni los escucha, ni acoge, ni reconoce, ni les posibilita un encuentro verdadero y seguro con el infractor.
Pierde también la seguridad ciudadana, porque los delitos y la reincidencia, con las políticas de ley y orden en detrimento de las políticas de cohesión y justicia social, aumentan, aunque desde la tribuna política los mensajes sean los contrarios.
El mundo de las cárceles en España es un tema tabú, del que muy poca gente, salvo los que tienen familiares dentro, conoce su verdadera realidad. Como ocurre en nuestro mundo, del sufrimiento de los demás siempre hay alguien que obtiene provecho económico. Los presos se han convertido en los nuevos esclavos del siglo XXI.
- El Código Penal en España ha sufrido más de 30 reformas en los últimos 20 años, la mayoría de ellas han aumentado la duración de las penas, han extendido las conductas sancionables y han dificultado la aplicación de medidas alternativas reinsertadoras. Ahora tenemos el debate social y político de la prisión permanente revisable. ¿Cuál es tu reflexión sobre este tema?.
La verdad es que en esta vida se puede opinar de todo. España fue el único país del mundo que suprimió la pena de muerte en una euforia por la democracia, que confundió cual era el objetivo de la misma, que no está en la santidad, sino en la libertad. Hemos ido dando bandazos. Lo que es cierto es que para que sea revisable hay que crear de verdad la esperanza en la reinserción. Si no existe más que una expectativa lejanísima del final de la condena, es difícil que la persona privada de libertad colabore en su reinserción.
- Háblanos un poco, Montse, sobre el modelo de justicia restaurativa. En tu opinión ¿Es factible una regulación eficaz y dentro del código penal con una óptica restaurativa o no pasa de ser una utopía?.
La Justicia Restaurativa nace vinculada a diferentes movimientos preocupados por la humanización del sistema penal y por aliviar el sufrimiento que introduce el delito y sus consecuencias. Se trata más bien de repensar y de reorientar. Humanizar el sistema penal y dignificar a quienes lo padecen (víctimas e infractores).
En el ámbito doctrinal y social la Justicia Restaurativa es definida por Walgrave como “una opción para hacer justicia una vez que el delito se ha producido, que está principalmente orientada hacia la reparación del daño individual, relacional y comunitario que el delito ha causado”.
Si la ley del Talión supuso un indiscutible avance al introducir las respuestas penales tarifadas y proporcionadas, tienen aún más razón Gandhi cuando señala que “ojo por ojo el mundo acabará ciego”.
Algo que parecía un sueño hoy se habla de proyectos de ley, de perspectivas de futuro y de estatuto del mediador.
- Como misionera has tenido oportunidad de conocer la realidad de diferentes países y también de sus cárceles y de sus sistemas de justicia. ¿Qué ha aportado esta experiencia a tu compromiso como agente de pastoral penitenciaria?.
En las diferentes realidades que yo en conocido a lo largo de mi vida, las recuerdo todas: Cochabamba, Quito, Piura, Bombay, La Moskitia, Lobito … han sido todas experiencias marcantes y me han aportado mucho en mi vocación y en mi compromiso. Renovar el deseo de conversión, la necesidad de oración y de la reconciliación con Dios y con las personas diariamente.
- A nivel personal, te queremos preguntar por ti, mujer y misionera. ¿Qué han aportado las y los privados de libertad a tu vida?.
Me he encontrado con grandes personas que me han dado su testimonio de vida y he podido ver en ellos el poder misericordioso del amor infinito de Dios. Además de sentir la fraternidad, la solidaridad cristiana, la búsqueda de la liberación y la esperanza de que un día no habrá muros en ninguna parte del mundo.
Todos los seres humanos nacemos libres, iguales en dignidad y derechos. Estás ideas básicas para hacer que se vea en la cárcel ese rostro misericordioso de Dios: el reconocimiento de la dignidad de las personas, la igualdad e inalienabilidad de sus derechos. Puesto que la cárcel no es un espacio cerrado para Dios y nos permite acercarnos a todos.
- Y por qué sabemos que el trabajo pastoral con los privados de libertad es vicenciano y misionero te preguntamos ¿Qué aporta o que debería aportar Misevi a la pastoral penitenciaria en las diferentes Diócesis?
Pues pienso en tres ejes fundamentales de nuestro aporte:
– Llevar a los hombres y mujeres privados de libertad la paz y serenidad de Cristo resucitado.
– Ofrecer a quien delinque un camino de rehabilitación y reinserción positiva en la sociedad.
– Hacer todo lo posible para prevenir la delincuencia.
- Por último, te proponemos que completes las siguientes frases que corresponden a tópicos típicos sobre el tema de justicia y privación de libertad.
Las personas que cometen un delito merecen ser acogidas y sentir el perdón.
Desde que hay más migrantes tenemos un mayor índice de interculturalidad en los centros penales.
La cárcel ha existido desde el inicio de la humanidad y debemos de atenderles y servirles buscando su bien.
La cárcel refleja el grado de inseguridad y marginación de un país.
Todos somos iguales ante la ley y la defensa de los derechos del preso.
Quien mata una vez es capaz de reconciliarse con Dios, consigo mismo y con quien le rodeamos.
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