Entrevista con Guillermina Manchado.- Misionera de MISEVI en Angola
Guillermina Manchado es una misionera con gran experiencia en el trabajo pastoral con personas y familias que sufren alcoholismo. Ya en Honduras fue notable su labor en este campo y ha dedicado parte de su vida como misionera a luchar contra esta adición.
Desde hace dos años y medio, Guillermina impulsa el proyecto de “Atención a personas con adicción al alcohol” en Lobito, Angola. Hablamos con ella para que nos cuente la realidad del alcoholismo y cómo desde allí se trabaja día a día para reducir el daño que éste causa en la población angoleña.
- Nina, son muchos años como misionera, pero para aquel que lea estas líneas y no conozca MISEVI, ¿quién es Guillermina Manchado y por qué profundizamos en este tema contigo?
Guillermina Manchado es una misionera de Misevi, que vive su vocación como laica desde el carisma vicentino. Desde hace dos años vivo en Angola, en la ciudad de Lobito en una comunidad de Misevi, compuesta actualmente por tres misioneras laicas.
Cuando llegamos a Angola, después de un tiempo analizando la realidad, una de las situaciones que vimos más necesarias para acompañar de cerca es el alcoholismo, no solo de la persona que consume, sino también de su familia, así como de la comunidad donde esta inserta esta problemática.
- ¿Podrías contarnos cuál es la realidad del alcoholismo en Angola?
Es preocupante por el creciente aumento del consumo entre la población, tanto hombres como mujeres, pero sobre todo por el alto índice de consumo entre la población joven. Y no sólo de alcohol, sino de todo tipo de sustancias adictivas. El consumo excesivo conlleva muchas formas de violencia dentro de la familia y en la comunidad, agresiones con armas, robos. Es causante de muchos trastornos psiquiátricos.
- ¿Por qué MISEVI opta por intervenir en esta realidad?
Opta por intervenir en esta realidad para reducir el sufrimiento personal, familiar y social que provoca esta enfermedad. Y porque apuesta por la promoción humana y espiritual, así como por la mejora de la calidad de vida del enfermo y de su entorno.
- ¿Qué significa “reducción del daño” y por qué MISEVI afronta su trabajo en este campo desde esta perspectiva?
La reducción de daño es una forma de abordar esta realidad. Es un enfoque medio entre la abstinencia y la rehabilitación. Trata de mermar los daños que produce el exceso de consumo, de minimizar los riesgos del consumo y aumentar las redes que protegen al individuo.
- ¿Quiénes y cómo colaboran en esta iniciativa con personas alcohólicas y sus familias?
En el abordaje de esta realidad del alcoholismo, Misevi está acompañada por agentes de salud desde el puesto médico de las Hijas de la Caridad, por servicios de salud mental, el apoyo de la comunidad a través de los grupos terapéuticos de Alcohólicos Anónimos así como el acompañamiento espiritual de sacerdotes.
- ¿Qué te aporta en tu vida misionera la intervención tan directa en esta realidad?
En mi vida misionera, trabajar desde la cercanía con estas personas me produce admiración porque continúan luchando, a pesar de todo, por aferrarse a la vida. Me aportan paciencia, sabiduría, coraje… y saber que hay una esperanza al final del camino, que no todo está perdido, que se puede cambiar la vida, que nunca es tarde para empezar, para cambiar, para comenzar… que siempre hay alguien a nuestro lado que nos ama y cuida, y yo lo llamo Dios.
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