Mi nombre es Adrián Henríquez Morales, tengo 22 años. Soy de Las Palmas de Gran Canaria. Desde siempre he estado ligado al carisma vicenciano. Estudié en el colegio Nuestra Señora del Carmen, en Las Palmas. En quinto de Primaria tuve la suerte de unirme a la asociación JMV ( Juventudes Marianas Vicencianas ) donde comencé mi crecimiento personal y en la fe. Sigo teniendo mi grupo de referencia en el colegio La Sagrada Familia y soy catequista en el colegio Nuestra Señora del Carmen.Desde pequeño siempre he escuchado la experiencia de vida de las personas que han ido de misión y contaban sus vivencias de una manera en la que no se podía dejar de escucharles ni un solo momento. Fue durante esas charlas donde me empezó a interesar el tema de ser misionero, de dedicar la vida única y exclusivamente a ayudar a quien más lo necesita.
Me siento muy ilusionado por tener la oportunidad de lanzarme a esta aventura que me cambiará la vida y de la que aprenderé muchas cosas. Voy enviado con MISEVI (Misioneros Seglares Vicencianos) a Lobito (Angola) en donde se trabaja en diferentes proyectos como «Escola feminina´´ mujeres, «Promoción de salud mental´´ adultos, «Omola Wasandjuka« niños y «Ondjango Yapongololi´´ jóvenes.
Espero poder aportar mi granito de arena en una montaña que vamos construyendo entre todos los que estamos dispuestos a ofrecer lo que está a nuestro alcance para ayudar a las personas más desfavorecidas, poder iluminar la vida de aquellos que lo necesitan e intentar sacar una sonrisa a todas aquellas personas que están a nuestro alrededor.
El principal motivo que me lleva a querer vivir esta experiencia, es la necesidad que siento de ayudar a las personas que más lo necesitan, crecer junto a ellos, conocerme más y demostrarme a mí mismo todo lo que soy capaz de entregar al prójimo, poder iluminar la vida de aquellos que lo necesiten e intentar sacar una sonrisa a todas aquellas personas que estén a mi alrededor.
Me gustaría destacar el interés que tengo en conocer otra cultura y vivir durante un tiempo una vida a la que no estoy acostumbrado, pero que me puede brindar una gran cantidad de experiencias positivas.
No voy a negar que el estar lejos de mis seres queridos me da un poco de miedo, pero sé que ellos van a estar siempre presentes en mí, de una manera u otra, apoyando mi decisión.
Confío en que Dios me guiará e iluminará en mi camino, siendo la fuerza para poder seguir adelante en aquellos momentos en los que sienta la dificultad.
Me gustaría dar las gracias a todas las personas que han formado parte de mi vida tanto en JMV como fuera de la asociación, dar las gracias también a MISEVI por darme la oportunidad de vivir esta experiencia y en especial a Sor Amparo Hernández por todo lo que me ha ayudado. Sé con total certeza que sin su ayuda nada de esto estaría ocurriendo.
Las Palmas, 6 de Febrero de 2021
Adrián Henríquez Morales
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