Nadie nos había preparado para esto, nunca hubiéramos pensado que algo tan insignificante, como un virus, a penas un ínfimo fragmento de ADN iba a poner todo nuestro mundo patas arriba en unos días, de repente, así sin avisar…y lo hizo. Nos pilló a todos con el pie cambiado, pero en el momento adecuado.
Si ya veníamos de estar cada vez más hiperconectados, ahora los hilos se convirtieron en sogas, la red se hizo tupidísima y un fallo de Wifi hubiera sido una condena al ostracismo Nos bajamos no sé cuántas aplicaciones para que nuestros hijos siguieran las clases, el WhatsApp echaban humo, enseñamos a nuestros mayores a usar el Skype …¿qué hubiera sido de nosotros sin los satélites? Yo me los imaginaba trabajando a pleno rendimiento
En medio de toda esta locura, mi casa se convirtió en Villa Hormona con tres adolescentes confinados. Tuvimos suerte, casa con finca, perros para sacar y un ADSL aceptable, no me puedo quejar… Lo malo era que la tecnología se iba apoderando de todos, cada vez más relaciones virtuales, clases online, mucho Netflix, mucho Tik Tok, mucho Insta…Prometo que hice lo posible, que luché contra todo ese exceso digital con libros de papel, juegos de mesa y salidas al aire libre. No salimos tan mal parados…
La cosa se alargó y llegó Semana Santa. ¡qué difícil acercar lo espiritual cuando lo virtual te está devorando! ¿Cómo vivir la Pasión de estos días? Nada de procesiones, ni oficios, ni Vía Crucis… He de decir que me ayudó mucho el equipo de Espiritualidad de Misevi y lo que nos prepararon, ¡gracias, chicos! ¡Os debo una! También me ayudó la bendita idea Youtube de poner en abierto 33 el Musical. Yo, que ya lo había disfrutado con algunos de vosotros en directo, lo pude vivir plenamente con mis adolescentes digitales… ¡qué maravilla! Olvidarnos un poco del virus y poder cantar y hablar de Jesús y volver a recordar porqué estamos aquí. Nos juntamos todos a verlo en casa, sin tablets, sin móviles; íbamos a dedicar ese tiempo a Jesús…Fue un momento mágico, para mí lo mejor de toda la Semana Santa.
Sé que tenemos que estar con los tiempos, que no sabemos qué nuevas pandemias o catástrofes nos aguardan, lo que es seguro es que el mensaje de hace 2000 años seguirá retumbando dentro de nosotros y que cada tiempo tendrá su forma de hacérnoslo llegar…
Chus Cuena
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