En el mes de abril celebramos el día internacional de la salud, también el día de lucha contra la malaria. Dentro de las acciones sociales que Misevi desarrolla con mujeres, jóvenes y con la comunidad en general, por medio de estos días conmemorativos intentamos ir creando espacios de reflexión, de dialogo, en torno a la realidad social que vivimos y a cómo ayudar a transformarla.
En relación con el tema de salud, estos días pensaba y me surgían muchas preguntas, interrogantes que me atrevo a compartir:
Cuántas veces habremos dicho y escuchado eso de “La vida no tiene precio”. Sin embargo, quizás sea tan solo un mito. Podemos averiguar cuál es el valor de la vida sabiendo cuánto se invierte para mantenerla. Las partidas públicas de salud nos dan una idea del valor que tiene la vida de un pueblo para su gobierno. Por tanto, la vida, la salud, tienen precio y se cuenta en dinero, en la moneda de cada país y también en dólares y euros en términos internacionales.
En Angola, de acuerdo con el presupuesto general del estado en vigor, el gasto por persona es de 40.498 kwanzas, equivalente a 45 euros. Las cifras son similares en muchos países de esta área geográfica. África del Sur y Namibia son una excepción, ya que multiplican por 10 sus gastos en salud por cada persona en relación a la media de sus vecinos.
La inversión en salud pública es muy diferente entre el hemisferio norte y el hemisferio sur, proporcional a la diferencia que existe en relación con la calidad de vida. Por ejemplo, en España el gasto público per cápita en sanidad fue de 2.042 euros por habitante en 2022. Aunque parece alto comparado con los 45 de Angola, existe un alto grado de insatisfacción entre la población española respecto a los servicios de salud pública (2042/45=45).
Frente a estos datos parece evidente que la vida tiene precio y que no es el mismo en todos los lugares del planeta. Y sin embargo la salud es un derecho fundamental, que además no es un derecho aislado, está asociada a otros derechos y confluyen varios aspectos para que se pueda garantizar la calidad de vida y bienestar.
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
Artículo 25 de la Declaración de los Derechos Humanos
En estos días en que celebramos fechas internacionales, conmemorativas, especiales sobre la salud, el acceso a los servicios públicos de salud, prevención de enfermedades,… pensaba sobre el valor de la vida de cada persona, con igual dignidad, por supuesto, derechos y garantías, habitantes del mismo mundo y según nuestra fe, hermanos y hermanas. Y sin embargo, en realidades tan diferentes, con esperanzas de vida o tasa de mortalidad tan distintas.
Y me pregunto: ¿Reconocemos el Valor de la Vida?
Virginia Alfaro Calvo
Comentarios recientes