Desde que llegué a la misión de Lobito en Angola, descubrí que la gran mayoría de las personas que realizan aquí los trabajos pastorales son mujeres. Me acogen en la comunidad de la parroquia, son catequistas, la misionera laica de MISEVI, Hermanas Vicentinas, Hermanas Oblatas y demás congregaciones. Sin dejar a un lado que, en la Eucaristía o en cualquier otra celebración, destaca el gran número de mujeres presentes en el templo.
El papel de la mujer en misión Ad Gentes, tanto laica como religiosa, es trabajar con el pueblo. Conocer a cada una de las personas del barrio, las dificultades que afrontan en el día a día, y sus historias de vida.
Si me paro a pensar y reflexionar, destaco el poder y la resiliencia que tienen en sus vidas, sin dejar de lado a nadie de la comunidad en donde desarrollan su misión confiada. Hacerse respetar y valorar en la comunidad no es tarea fácil para ninguna persona que venga de fuera, y menos si eres mujer.
Jesús hizo a la mujer depositaria de su mensaje, les posibilitó que se encontraran con la realidad del Misterio, y lo comunicasen al resto de los discípulos.
Lucas 24: 1-10
El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? no está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: «Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.»
Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
Isabel Muñoz Tello
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