Mi madre me llama David pero en realidad me llamo Vargas, de profesión fisioterapeuta, pero de ocupación llenar de alegría los últimos años de vida de las personas mayores, me gusta la cerveza muy fría y el café muy caliente y disfruto “sufriendo” con el Cádiz CF, así soy yo…
David Vargas, cuéntanos un poquito sobre ti:
Tu canción favorita: «Un barquito de cáscara de nuez” de los payasos de la tele, una canción muy misionera.
Un color con el que te identificas especialmente: el amarillo del Cádiz, digo de la alegría…
Una frase de San Vicente de Paul que siempre recuerdas en tu día a día: “Al servir a los pobres se sirve a Jesucristo”, pero no la recuerdo todos los días, más quisiera…
Tres palabras para explicar qué es MISEVI: Amor en movimiento
Echando la vista atrás, después de 4 años, cuándo dijiste sí para ser miembro del equipo, ¿sabías lo que te esperaba?
Imaginaba el trabajo, el tiempo, el esfuerzo, que al final se multiplicó por 2 o por 3 lo que yo pensaba. Lo que no esperaba era lo “otro”; el cariño, la comprensión, el respeto, la corrección fraterna, los hombros para llorar, las manos para levantarme, los empujones para espabilar… creí que entraba en un grupo de trabajo para aportar lo mejor de mí, pero me encontré a un grupo humano que me ayudó a crecer como misionero.
En tu opinión, ¿cuáles son los principales cambios que ha vivido la Asociación en estos años? ¿En qué aspectos hemos crecido desde entonces?
Los cambios bruscos de timón nunca son buenos para la estabilidad y el crecimiento asociativo por eso es posible que miremos atrás y no veamos cambios significativos, sin embargo es imposible no ver el salto exponencial que la asociación ha dado en el cuidado a los demás. Siempre nos ha caracterizado (a mi juicio) la buena acogida, y en estos últimos años hemos conseguido que las personas que se acercan a nosotros estén en constante acogida.
¿De qué manera, tu ser parte del equipo coordinador de Misevi te ha marcado a ti? Nos gustaría que nos compartieras alguna experiencia especialmente «marcante».
Como he dicho antes, el grupo humano que me ha acompañado como equipo coordinador me ha hecho crecer mucho como misionero, pero si hay algo que me ha marcado y ha dejado “poso” es mi capacidad de trabajo, la he aumentado infinitamente. Soy una persona muy olvidadiza, despistada, muchas veces sufro ausencias incluso hablando cara a cara, imaginaros estas cualidades en una reunión de trabajo…
Recuerdo especialmente la segunda reunión de equipo, la primera después del traspaso entre equipos, tras una media mañana normal, donde se trataron algunos temas banales como la misión en Bolivia, Honduras y Angola, los regresos de los envíos de verano, las peticiones de los próximos, los seguros médicos, la economía de la asociación, los acuerdos misioneros con CM e Hijas de la Caridad…, cosillas de poca importancia como veis, al descanso fui a mi cuarto, llamé a Marta y le dije;
- creo que me he equivocado, no voy a ser capaz.
- ¡anda ya! Ya será para menos… ¿de qué habéis hablado?
- no tengo ni idea… jajajajajajajajajajajaja
Ahora puedo decir que no me equivoqué, soy una persona más organizada, con una capacidad de trabajo más estructurada, capaz de desempeñar varias funciones de importancia al mismo tiempo….
En el área de espiritualidad y acompañamiento de la que has sido enlace , ¿cuál dirías que es el mayor desafío que dejas a tu sucesora?
Sin duda alguna, las tutorizaciones. No voy a decir que es lo más importante dentro de la asociación, “el que la lleva la entiende” como diría el “Selu”, pero creo que el trabajo de todas las áreas se van al traste si no somos capaces de acoger, mimar, cuidar, enseñar…, llevar de la mano a esas personas que se acercan a nosotros porque algo (o El) les dice que este es su sitio, tal como vendrán se irán si no conseguimos enamorarnos en ese camino mutuo de querer conocernos.
Has acompañado a Misevi en Bolivia como enlace desde el Equipo Coordinador, ¿Qué te ha aportado en tu vida misionera? ¿Cuál ha sido el momento más difícil? ¿Cuál el más bonito?
Acompañar la vida de los misioneros es la tarea mas bonita dentro del equipo, tuve la suerte de que me tocara… siempre pensé que el trabajo del equipo coordinador era el más desagradecido, engorroso, feo… necesario, alguien lo tiene que hacer… pero no me he sentido nunca más en misión que formando parte de él, y gran culpa de esto la tienen los misioneros a los que he acompañado en este camino, es cierto que estamos a unos cuantos kilómetros de distancia pero me han hecho sentir no solo partícipe sino también miembro de su comunidad, compartiendo mano a mano la misión de Misevi en Bolivia.
Momentos difíciles todos los meses, todas las semanas, todos los días, que sea bonito no significa que acompañar a las personas sea fácil, sus problemas los haces tuyos, sus sufrimientos te afectan, sus inquietudes te interpelan… es imposible ponerte en la piel del otro, cada uno tiene la suya, si nos ponemos a intercambiárnosla nos llevaríamos en el hospital todo el día, además eso duele mucho jajajajajajajajaja, pero lo que si se puede hacer es contagiarte de sus emociones, reír con él, disfrutar con ella, sufrir con ellos, en definitiva, emocionarnos juntos.
Pero si te puedo contar lo que mas trabajo me ha costado, andar por la cuerda floja como un equilibrista con su pértiga.Reunirme con los misioneros, dar mi opinión, llegar a un consenso, y transmitírselo al equipo coordinador (obviando mi opinión). Reunirme con el equipo, dar mi opinión, llegar a un consenso y transmitírselo a los misioneros (obviando mi opinión). Representar a los misioneros ante el equipo, y representar al equipo ante los misioneros olvidándome de mí pero a la vez sintiéndome parte de ambos… lo he hecho lo mejor que he podido, pero para mantener recta la pértiga y no caerte a un lado he sudado lo mío.
También ha habido muchos momentos bonitos, pero quizás por la cercanía me quedaría con el acompañamiento de los misioneros regresados, Juanlu y Angela. Durante más de un año recorrimos juntos un camino complicado, pero ellos me lo pusieron muy fácil, después que la familia se estabilizara en España y, juntos con el equipo coordinador, decidiéramos dar por finalizado el acompañamiento, Marta y yo no quisimos despegarnos mucho, creo que parte de culpa la tienen los caracoles lebrijanos. Y aunque nos deben “todavía” alguna comida, no se los tengo en cuenta ya que me obsequiaron con un regalo precioso para toda la vida, mi ahijada Mila.
Y en general, ¿cuál crees que es el mayor desafío que los socios y las socias de MISEVI tenemos en este momento de nuestra historia?
El mayor desafío de todos los socios y socias de MISEVI en cualquier momento de la historia, ha sido y seguirá siendo “no hacer nada” (se me nota mucho que soy gaditano?)
Pues sí, esa cara que estas poniendo es la que se me puso a mí cuando me dieron ese consejo días antes de subirme a un avión para viajar a Bolivia en 2008; “no te olvides de no hacer nada”. En el avión de vuelta, recopilando todo lo que había hecho y vivido, me di cuenta que los momentos más hermosos de misión habían sido solo ESTANDO, sin hacer nada.
Yo, además, añado SER, solo ESTANDO y SIENDO, disfrutando de ESTAR con la gente, compartiendo sus vidas sin interferir, SIENDO partícipes de su camino sin hacer nada, esta es la forma más sencilla que tenemos para descubrir y transmitir el Amor de Dios, lo que pasa es que muchas veces se nos olvida ESTAR y dejamos de SER porque estamos haciendo.
Estamos “LLAMADOS A SER, INVITADOS A ESTAR”, este es nuestro desafío, seguir SIENDO y ESTANDO al lado de los más vulnerables.
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