Desde muy joven siempre tuve la inquietud de ser misionero. Mi educación siempre ha estado ligada al carisma salesiano. Mi formación la realice en el colegio de los salesianos de Atocha en Madrid. Siempre me he sentido acompañado por los hermanos salesianos y actualmente por las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas). Soy Salesiano Cooperador del centro local del colegio María Auxiliadora en Lugo. Por motivos profesionales y familiares nunca tuve la oportunidad de vivir una experiencia misionera, pero a pesar de los años y ahora en mi actual situación de jubilado, el espíritu misionero no se ha perdido.
Sentirme misionero no es ser un héroe. Soy una persona que con mi humanidad busco seguir a Jesús y servir a mis hermanos. El proyecto en el que voy a participar con MISEVI (Misioneros Seglares Vicencianos), en la localidad de Lobito en Angola espero sea una experiencia inolvidable, viviendo el carisma vicenciano, participando activamente en los programas que lleva a cabo: «Escola feminina» mujeres, «Promoción de salud mental» adultos, «Omola Wasandjuka» niños y «Ondjango Yapongololi» jóvenes.
San Francisco de Sales, con su bondad y dulzura, fue en el que se fijaron los santos fundadores de sus sociedades y crearon su propio carisma, siguiendo las enseñanzas de este santo (Padres Paules y Padres Salesianos), aunque el resultado final buscado siempre es lo que el espíritu suscita, según las necesidades de los tiempos. Hombres y mujeres que quieren trabajar y hacer frente y poner remedio a indigencias y pobrezas de toda índole que acosan a la sociedad y a la iglesia. Así lo demuestran las congregaciones Paules, salesianos, jesuitas, etc… dando origen a la misión y a la caridad. Los pobres son la razón de su existencia y de su misión.
Quiero aportar mi granito de arena dando conocer a Dios a los pobres, anunciarles a Jesucristo y que el reino de los cielos está cerca, que ese reino es para los pobres. El carisma, sea cual fuere, supone una vocación por parte de Dios, siendo agraciados con la participación de un carisma.
Siento que tenemos que estar al lado de los débiles, de los indefensos, por este motivo deseo participar en este proyecto de MISEVI que sirve para la protección y la prevención de la dignidad de las personas. En ocasiones me pregunto si realmente sabemos lo que pasa en esos pueblos, parroquias, aldeas remotas… Deseo y espero que este encuentro con Dios sea con el don que me ha regalado ya que quiero compartir mi vida con los más necesitados, personas sencillas, que seguro tienen un alto grado de generosidad.
Él, es el único que nos enseña a ser: alegres, sencillos, generosos y felices, ya que es el único camino. Por ese motivo siento que el misionero debe ser protagonista en el desarrollo de estos pueblos olvidados de la historia, que son los pobres. Deseo renovar mi fe, compartiéndola con los demás, generando un profundo sentimiento de Dios dando a conocer el Evangelio en una labor de pastoral familiar, juvenil, catequesis… El amor es siempre audaz y abre nuevas formas de servir, siendo signo de unidad, solidaridad y de fe. Deseo dar ejemplo a los demás con el servicio, trabajo, ayuda… con alegría de vivir el Evangelio.
Doy las gracias a Ana López Castaño, miembro de MISEVI por haberme hecho la propuesta de la misión. A Jesús Santiago, vicario de la parroquia de San Francisco Javier y Delegado de Misiones de la diócesis de Lugo, por su apoyo incondicional. A todo el equipo de coordinación, formación y apoyo de MISEVI por su paciencia y trabajo para que este envío sea realidad. Todos estamos llamados a la misión desde nuestro bautizo. Deseo seguir el ejemplo de San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac, atendiendo a nuestros amos: Los pobres.
Lugo, 1 de febrero de 2021
José Luis Pérez Mudarra
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