El 27 de marzo de 2020, Angola se sumó a otros países del mundo y declaró el Estado de Emergencia como medio de prevención contra el COVID-19. Había pocos casos declarados y todos importados, aun sin transmisión local pero con miedo a una inminente desgracia.
Mientras los políticos hacían cábalas sobre los impactos sociales y económicos del encerramiento de las actividades, en los barrios Cabaia e A Feira de Lobito, todas lo tenían claro: se avecinaban tiempos de hambre y más problemas. La gran parte de ellas se dedicaban a actividades informales como la venta ambulante o en mercados informales, salinas, pesca o trabajo doméstico; trabajos que serían prohibidos por causa del confinamiento. Sin su sustento diario, con pocos o ningunos ahorros y muchas bocas por alimentar, los días se presentaban difíciles.
Melita a sus 38 años se preguntaba cómo salir adelante con sus 7 hijos sin poder ir a vender cada día. El virus es una amenaza pero el hambre y las enfermedades cotidianas lo son aún más en una situación que nunca antes nadie había vivido. Melita conoció la guerra, ha vivido todo tipo de situaciones difíciles y ha ganado una potente resistencia frente a las adversidades; sin embargo, no poder ganarse la vida según ella “es una situación en la que sólo nos queda esperar la muerte”.
Desde su llegada a Lobito, Misevi impulsa varias iniciativas de promoción de desarrollo humano en estos barrios: alfabetización de mujeres, campañas de salud y registro de niños, guarderías, intervención comunitaria, formación de líderes jóvenes, promoción de salud mental, etc. Aunque el Estado de Emergencia trajo también el cierre de las actividades, el contacto con las familias beneficiarias se mantuvo activo. Entre las dificultades relatadas, estaban la falta de comida, productos de higiene y el acceso a agua; este último, un elemento necesario para mantener el virus a raya.
En respuesta a esta situación, Misevi, con el apoyo de Manos Unidas, ha comenzado a ofrecer algunas salidas para el problema que se presenta a largo plazo. De manera inmediata, han sido distribuidos los primeros 155 kits de higiene y canastas de alimentos con la intención de paliar las necesidades básicas de familias en situación muy vulnerable. También, a través de un proveedor local, se ha garantizado el abastecimiento de agua en estos barrios. En una segunda fase, cuando se ponga final al confinamiento, serán distribuidos kits de venta, dotados con algunos productos no perecederos y de primera necesidad para que las mujeres puedan reiniciar sus negocios.
Además, como en Angola el curso escolar acababa de iniciar, tenemos la esperanza de que todos los niños y niñas puedan regresar a la escuela en este año lectivo. Por ello se ha creado una estrategia de apoyo para regresar a las aulas después del confinamiento, una motivación para no abandonar la escuela: un kit de material escolar para reiniciar las clases (una goma, un sacapuntas, un cuaderno y dos lápices.)
Nuestra misionera Virginia explica así el porqué del proyecto: “El virus y el confinamiento como medida universal de reacción ante él, ha agudizado la situación de sufrimiento social de millones de personas en el mundo. No es posible parar las vidas que se viven al día, sin un coste más alto que el del propio virus. Ante ello, estamos llamados a actuar solidariamente, a buscar alternativas que aunque parezcan pequeñas e insignificantes son poderosas frente a la realidad del CoronaVirus. Misevi por opción trabaja en la línea de cambio sistémico, sin embargo, la pandemia nos obliga a realizar asistencia humanitaria ante la crisis devastadora de sus consecuencias.”
Desde 2019, Misevi y Manos Unidas colaboran en Lobito en actividades de promoción humana. En este proyecto, de un valor total de casi 9000 euros, Misevi aporta la coordinación de las actividades y asume el coste del acceso al agua, lo que supone un 30% del total, mientras que Manos Unidas asumirá el coste de los kits de alimentos, venta ambulante y apoyo escolar, que representa un 70%.
Comentarios recientes