El fin de semana del 16 al 18 de noviembre, Misevi España celebramos la primera de las fases de su programa formativo. El sacerdote Teo Nieto se encargargó de profundizar en la Doctrina Social de la Iglesia: Estar en la realidad… del pensamiento a la acción. Mientras que el grupo navarro Ruah abordó los momentos de oración bajo el prisa: “Desde tu don hacia la vida”.
Fue una de las más numerosas debido a la enorme cantidad de jóvenes que se acercaban por primera vez. Raquel Felip es una de ellas, quien desde Valencia, apostó por la formación con Misevi. Además, ha querido dejarnos unas líneas de lo que vivió estos días.
Poco a poco fueron llegando los coches la noche del viernes 16 de noviembre. El Centro de Espiritualidad San Vicente de Paúl de Santa Marta de Tormes (Salamanca) abría sus puertas a más de 50 personas movidas por un mismo espíritu con ganas de recibir la formación anunciada por Misevi. Al entrar por las puertas de la gran casa, el olor a comida caliente invadía a los asistentes y les daba la bienvenida, dándoles ya una pequeña señal: “estáis en vuestra casa”.
En el comedor, algunos miembros de Misevi daban algunas aclaraciones e indicaciones sobre lo que les esperaba el sábado a los que se iban sentando a la mesa. Las presentaciones se iban formalizando y relajaban así a aquellos que venían por vez primera a los cursos de formación. En uno de los pasillos de la casa estaba colgado el planing del fin de semana, medido al milímetro y hecho para que uno lograse obtener experiencias, datos y nuevos conocimientos que le harían conectar con la sociedad.
La mañana del sábado comenzaba fuerte. El grupo de música navarro Ruah tenía preparada una oración distinta. Dieron comienzo a esta con su canción “Quién amó primero”, la cual fue resonando poco a poco con mayor intensidad en la pequeña capilla. Lo que al principio fueron las tres voces femeninas y el cajón del grupo, se convirtió en un gran coro. Ruah recordaba que Dios es amor y nos hizo a todos con amor con un pequeño signo: sellarnos en las manos “Made with LOVE”, haciendo alusión a la lectura de Ezequiel: “En las palmas de mis manos te llevo tatuada”.
Pero empezaba la formación, coger asiento, libreta, bolígrafo y abrir los oídos. El que parecía ser uno más en los cursantes, pasó a la tarima de la sala. Un hombre con pelo largo, barba, camisa a cuadros, vaqueros y botas de montaña. Un hombre preparado para la acción, que resultó ser sacerdote, el ponente de la formación: Teófilo Nieto Vicente. Se encargó de hacer una aproximación a la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), sus principios y la acción que se debe hacer. La carpeta de los asistentes se llenó de información sobre evangelización, carisma, métodos para poder aplicar y los principios de la DSI, entre otros. Aunque la formación de Teo se vio pausada por una actividad de Ruah, que hizo compartir experiencias en grupo entre los participantes donde hablaron del “don” y qué hacer con éste para con la sociedad. Teo hizo aterrizar a los oyentes, que estos vieran la realidad como un campo de acción donde poder evangelizar sin imposición, con el ejemplo.
El sábado se cerró con una oración preparada también por Ruah, una oración compuesta por música. El grupo llevó a la práctica aquello de: “cantar es orar dos veces” y envolvió la capilla de cantos y alguna lectura. Dieron la importancia del silencio entre canciones, para que así se pudiera compartir los pensamientos más profundos del alma de cada uno y encendiendo después una vela. La capilla que al principio estaba oscura, fue cogiendo color con la luz de estas velas, imagen de los sentimientos y oración de los presentes.
El domingo amaneció con una hora de oración acompañada por Ruah. Mientras la canción “Gracias” sonaba, los componentes cogían un marca-páginas personalizado, con una frase bíblica distinta para cada uno y cerraban la oración con la primera canción que se cantó en la formación: “Quién amó primero”.
Era turno de poner lo aprendido en común, de analizar lo ilustrado y compartirlo por grupos, adquiriendo así distintas perspectivas. Los cursantes puntuaron y evaluaron el curso de formación. Y, cómo no, la mejor manera de terminar un curso era la de recibir la Eucaristía. Los asistentes se unieron a la misa dominical de la capilla, la cual abre las puertas cada domingo al vecindario.
El salón estaba abarrotado de gente alegre, que había disfrutado de una experiencia enriquecedora, cargada de conocimientos. Al terminar la celebración, las despedidas comenzaron, ya que a muchos les esperaban largas horas de viaje.“Nos vemos pronto”, eran las palabras que más sonaban en las despedidas, todos con ganas del siguiente curso de formación de Misevi el próximo marzo.
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